En esta etapa tan compleja, donde compartimos momentos de dureza, privaciones varias e incertidumbre, conviene tener siempre bien presente las bondades y fortalezas que también forman parte de nuestra identidad personal y colectiva. Y es que más allá del potente escudo social que desde las administraciones públicas se ha puesto en marcha, un escudo en constante actualización para dar respuesta a las situaciones y circunstancias de una crisis sin precedentes que además se desarrolla en un escenario cambiante, también tenemos que considerar las medidas y gestos que ocurren en la proximidad de lo local. La valentía y compromiso de los pequeños de la casa y de los jóvenes que han visto alteradas sus rutinas tanto de estudios como de ocio, deporte, etc.; el multiplicado esfuerzo de los padres, madres, abuelos, abuelas, hermanos mayores, etc…por hacer del confinamiento una experiencia más llevadera a nuestra infancia; la comprensión de nuestros mayores y personas en situación de dependencia ante las limitaciones adicionales que ahora pueden tener; el trabajo de los voluntarios y voluntarias que formando parte de organizaciones, de iniciativas vecinales o bien a título individual, se han convertido en aliados de aquellos que por sí solos no pueden gestionarse en las compras, en la farmacia o en el día a día en sus domicilios; la gratitud de quienes cada día aplauden la batalla librada; el trabajo profesional y vocacional de aquellos que velan por la prestación de servicios imprescindibles de toda índole, ya sea en lo social y asistencial, en lo educativo, en limpieza y mantenimiento, en tareas de gestión y administración, seguridad, transportes, comercio, etc, etc…

En estos tiempos debemos poner en mayor valor y darle el protagonismo que merece a nuestras grandes fortalezas, en un pueblo cuya impronta solidaria está grabada en el ADN. Con frecuencia hablamos de ese ADN Solidario de La Matanza, que se refleja en una apuesta constante por la igualdad, por la educación, por la formación, por atender a nuestros mayores y dependientes…configurando un municipio donde con el auspicio e imprescindible apoyo del Ayuntamiento han florecido, y continuarán haciéndolo, iniciativas de cooperación con entidades sociales que trabajan con grupos desfavorecidos, o bien que hacen realidad la inclusión social, como es el caso del primer hogar a nivel nacional que fomenta la autonomía de personas con sordas gestionado por Funcasor, o el emblemático Hogar Jesús de Nazaret, que en 2019 cumplió 20 años desde su llegada al municipio para prestar servicio a la diversidad y la inclusión, un hogar que gestionado por la Fraternidad Divina Providencia, cuenta desde 2018 también en nuestro pueblo con la Casa Nazaret para fomentar la autonomía personal. Su trabajo, que puedes conocer en su web y canales, es parte de un espíritu colectivo que, hoy más que nunca, debemos aplaudir y poner en valor.