Para el alcalde, Ignacio Rodríguez, el personal de los centros “ha combinado de manera ejemplar una extraordinaria calidad humana con la profesionalidad más exigente, con el único objetivo de mantener protegidos a los más vulnerables, nuestros mayores”

Durante la mañana de este viernes han mantenido un largo encuentro de trabajo el alcalde de La Matanza, Ignacio Rodríguez, y el Hermano Julián, responsable a través de la Fraternidad Divina Providencia, de la gestión de la Casa de los Mayores, la Casa Nazaret y el Hogar Jesús de Nazaret, todos ellos ubicados en el municipio y los dos últimos centrados en la atención a personas con diversidad funcional.

La reunión, en la que también participó la edil de dependencia, Victoria Albertos, permitió realizar un detallado análisis del funcionamiento de dichos centros durante el último año, de las complejidades a las que se han tenido que enfrentar al trabajar con los colectivos de mayor riesgo frente al Covid-19, así como de los recursos e inventiva que han desplegado para cumplir e incluso ir más allá de los protocolos establecidos con el objetivo de salvaguardar a los centros del acoso del virus. Hasta la fecha dicho objetivo se ha cumplido al no registrarse ningún contagio, pero “desde la Casa de los Mayores y nuestros otros centros no podemos ni queremos bajamos la guardia ni por un momento, pues somos conscientes de que lo que está en juego no admite otra cosa que dar todo lo que está en nuestra mano de manera permanente, aplicando protocolos estrictos y aportando la mayor implicación humana posible”, explicó el Hermano Julián.

Por su parte Ignacio Rodríguez se mostró muy agradecido por la manera en la que se gestiona la Casa de los Mayores cotidianamente, y de forma especial en este periodo de pandemia,  “combinando de manera ejemplar una extraordinaria calidad humana con la profesionalidad más exigente, lo que ha hecho posible mantener protegidos a los más vulnerables, nuestros mayores. Tenemos que sentirnos orgullos y agradecidos, pues todo ello se ha logrado en un entorno próximo y confortable, con un permanente esfuerzo también por mantener la motivación y el ánimo en unos usuarios que han tenido que sobrellevar el distanciamiento de sus familiares.