LA MATANZA DE ACENTEJO

El municipio de La Matanza de Acentejo, que ocupa 14,11 km2 en el nordeste de Tenerife, debe su nombre a la batalla que tuvo lugar en esta zona durante la conquista, en la que el pueblo indigena derrotó a los españoles. El término municipal limita con La Victoria de Acentejo, Candelaria y El Sauzal, y su punto de mayor altitud se sitúa a 1589 metros sobre el nivel del mar en Lomo del Jugo. Destaca su vegetación en los acantilados de la costa, donde pueden encontrarse matorrales de tomillo marino (Frankenia ericifolia), lechuga de mar (Astydamia latifolia), leña negra (Rhamnus crenulata) y granadillos (Hypericum canariense) así como tabaibal-cardonal. En la cumbre destaca el fayal-brezal y los pinares de Pinus canariensis y Pinus radiata. Las medianías del municipio están muy alteradas por la mano del hombre. La historia del municipio comienza cuando en la primavera de 1494 tiene lugar en el Barranco de Acentejo la batalla que sería recordada como una auténtica matanza, y en la que los guanches derrotaron a los conquistadores aprovechando la ventaja que tenían sobre el terreno y las indicaciones del mencey Bencomo de Taoro y de la mítica figura de su hermano Tinguaro. El propio capitán Alonso Fernández de Lugo se vio obligado a abandonar la invasión temporalmente. Tras la conquista, la zona que hoy ocupa el municipio de La Matanza fue uno de los lugares más intensamente poblados, dedicando parte de sus tierras al cultivo de la vid. Actualmente el paisaje de la costa de La Matanza se ve salpicado por algunas urbanizaciones de chalés que conviven con las bodegas en las que probar el excelente vino de la zona, además de con espacios protegidos como la Costa Acentejo en los que es posible apreciar la fauna, la flora y el efecto de las coladas volcánicas. En medianías destaca el paisaje agrícola de Los Nateros, franqueado por las Montañas de San Antonio, con su espectacular franja de castaños. Hacia la cumbre sobresale un pinar espectacular y rincones como el Mirador de La Vica, auténtico balcón al Norte de Tenerife.

Lugares de interés

Barranco de Acentejo.

El Barranco de Acentejo es uno de los escenarios históricos más importantes de los primeros compases de la historia de Tenerife, dado que en su cauce e inmediaciones tuvo lugar la célebre Batalla de Acentejo, acontecida a finales de mayo de 1494. Aquel episodio fue determinante en la resolución del proceso de Conquista, además de constituir por su envergadura una efeméride sin parangón al ser la mayor derrota sufrida por las tropas castellanas fuera de territorio peninsular. El ordenado ejército de Alonso Fernández de Lugo fue derrotado gracias a una hábil estrategia de los guanches liderados por el mencey Bencomo, que sacaron ventaja de su profundo conocimiento del medio. En 2007 y como resultado de una iniciativa municipal es declarad Bien de Interés Cultural. El barranco, conocido también como Barranco de San Antonio, nace a unos 1500 msnm entre la Montaña de los Dornajos y el Lomo Chupadero, desembocando tras un recorrido de 7 km en la zona conocida como Punta de la Sabina. Delimita geográficamente a los municipios de La Matanza y La Victoria, y en sus laderas se observan con facilidad numerosas cavidades que debieron ser utilizadas por los guanches, así como los vestigios mucho más recientes y sostenidos en el tiempo de su explotación agrícola y de las galerías que aprovecharon sus recursos hídricos. A lo largo de su cauce confluyen muchos senderos que permitan transitarlo, con tramos de gran belleza y una riqueza vegetal que invitar a visitarlo.

Ermita de San Antonio Abad.

Aunque el debate histórico continúa abierto, la historia de la ermita de San Antonio Abad está indiscutiblemente ligada a la célebre Batalla de Acentejo, uno de cuyos escenarios se encuentra según la tradición a escasos metros de este templo, en el Barranco de Acentejo. De acuerdo con ésta versión, en el enfrentamiento de mayo de 1496 entre los guanches liderados por el mencey Bencomo y los castellanos de Alonso Benítez de Lugo, participó el madrileño Antón Vallejo, quien después sería escribano del Cabildo de Tenerife. En un lance de la contienda y viendo peligrar su vida, se encomendó a su patrono prometiendo que de salir con vida de la misma le erigiría una capilla en su nombre. Pacificada la isla esta zona formó parte de las tierras asignadas a Antón Vallejo, fundándose el patronato y la capellanía el 19 de junio de 1539, fecha en la que el templo ya debía estar erigido. Es por ello que se considera la escultura del patrono la primera imagen de santo llegada a Tenerife, datándose estilísticamente en el marco de la escultura española de finales del siglo XV y principios del siglo XVI. En 1882 y respetando parte de la estructura original, el templo se amplía dotándolo de plaza gracias a la iniciativa de su patrona Teresa Salazar de Benítez, remodelándose nuevamente todo el entorno hasta su configuración actual un siglo más tarde, en 1984. El atractivo del lugar se ha visto incrementado con la mejora y ampliación del equipamiento que franquea el templo, con la rehabilitación de dos casas típicas canarias de vistosa techumbre y balconada, así como con la habilitación del que durante mucho tiempo fue el primer y único terrero de arrastre de ganado público de Tenerife. En proceso de construcción se encuentra el futuro Centro de Interpretación del Barranco y de la Batalla de Acentejo. Con motivo de la festividad de San Antonio Abad, cada 17 de enero y los tres domingos posteriores, el templo y sus alrededores se convierten en el punto de encuentro de miles de personas procedentes de toda la Isla, para dar forma a la que probablemente sea la feria ganadera más antigua de Tenerife. Destaca en dicha celebración la llamada Octava Ganadera, que se corresponde con el segundo domingo, día en el que los ganaderos traen a sus animales para cumplir con la tradición de pasar delante del Santo y recibir su bendición protectora. En los últimos años esta costumbre se ha visto implementada con la recuperación de otra tradición, la de realizar por parte de los ganaderos el itinerario a pie desde La Laguna a La Matanza. Es un día en el que los fieles también aprovechan para dar gracias por los favores recibidos y pagar sus promesas, conservándose tradiciones como la de presentar en el altar exvotos en forma de figurillas de cera, o pasar por debajo de las andas del santo tras tirarle del manto buscando con ello su ayuda para encontrar pareja.

Monumento al achimencey Tinguaro.

Escultura modelada en bronce por el escultor matancero Miguel Ángel Padilla, representa al achimencey guanche Tinguaro. Según la tradición, este guerrero y hermano del poderoso mencey Bencomo, lideró la confrontación de las tropas guanches contra el ejército de Alonso Fernández de Lugo durante la Batalla de Acentejo. Promovida por el Ayuntamiento de La Matanza de Acentejo como signo visible de su respecto y compromiso por la historia local, fue inaugurada el 1 de mayo de 2007, presentando un gran realismo y una notable fidelidad en lo relativo a la constitución física, vestimenta, armas y abalorios que la componen. Esta escultura se suma a otras iniciativas locales de puesta en valor de la cultura guanche y la figura de Tinguario, como es el caso del Mural del Guanche ubicado a la entrada al municipio desde la TF-5 o la escultura metálica de singular color naranja localizada a unos cientos de metros del mural en la TF-217.

Iglesia Parroquial de El Salvador.

Todo apunta a que en la primera mitad del siglo XVI se levantó una pequeña y endeble ermita en este lugar, marcando con ello el punto de partida del itinerario que nos conduce al templo actual, bajo la titularidad de Nuestro Señor San Salvador del Mundo. A comienzos del siglo XVII el pueblo debía contar con una edificación de mayor entidad, justificándose que en 1614 fuera convertida en curato independiente de El Sauzal, y poco después en parroquia, colocándose el Santísimo al año siguiente. En el periodo 1660-1670 el templo aumenta considerablemente su tamaño, ganando las naves laterales y mayores dimensiones la capilla mayor. Sin embargo la grandiosidad de aquella edificación y su rico patrimonio artístico sucumbió pasto de las llamas en un incendio ocurrido en la madrugada del 26 de junio de 1936. Apenas algunas piezas y unos pocos materiales sobrevivieron a la voracidad del fuego, manteniéndose en estado ruinoso hasta 1938, cuando se apuesta por derribarlo y construir un nuevo edificio con proyecto del arquitecto Rumeu de Armas que, aunque inacabado, fue inaugurado el 19 de marzo de 1942. Compuesto de tres naves y con planta de cruz griega, cuenta con dos torres de base cuadrangular, además de con una amplia plaza que ha sido testigo del devenir histórico del municipio. Cada 6 de agosto, festividad de San Salvador, se convierte en el eje de la vida comunitaria en La Matanza.

Casa de Doña Sixta.

La Casa Doña Sixta es uno de los inmuebles más emblemáticos y populares de La Matanza de Acentejo, un espacio que con el paso del tiempo se ha convertido en uno de los iconos que arquitectónicamente hablando representan al pueblo. Se trata de una infraestructura cuya condición múltiple –vivienda, bodega, cuadra, jardín, etc.- determina también los diferentes estilos arquitectónicos que se pueden encontrar en el conjunto, ligados directamente a su dilata historia y a la consiguiente adaptación a los nuevos usos y necesidades que ha sufrido a lo largo del tiempo la edificación original. Por ello es comprensible encontrar arquitectura tradicional canaria junto a añadidos posteriores que evidencian la evolución del mismo, paralela a la propia evolución de La Matanza de Acentejo y su población. Aunque la edificación original procede del siglo XVIII, el nombre lo adquiere de su última propietaria, Doña Sixta, una mujer de marcada religiosidad y buena posición económica cuya memoria perdura en el municipio por la sensibilidad y atención que siempre dispensó a los menos favorecidos. Cuentan los vecinos de mayor edad que la propietaria desempeñaba una importante labor de beneficencia, dando trabajo y sobre todo comida a las personas que en aquellos duros tiempos pasaban necesidades. Tras su fallecimiento la casa, huertos, bodegas e instalaciones anexas pasaron a propiedad de sus herederos, que la habitaban por pequeñas temporadas pasando con el paso de los años a cerrarse, lo que supuso que entrara en un estado de abandono hasta su adquisición por el Ayuntamiento. El conjunto alcanza los 3.000 m2 y la superficie edificada ronda los 750 m2. Su balconada latera, la elaborada techumbre de madera, así como la plazoleta, el lagar y el aljibe, son algunos de sus elementos más destacados.

Casa de Don Miguel y Familia Febles Oliva.

El Ayuntamiento de La Matanza de Acentejo adquirió en 2008 para garantizar su preservación en el patrimonio arquitectónico municipal, este inmueble de corte tradicional canario, cuya historia, céntrica ubicación y grado de conservación, lo convierten en un elemento a proteger y potenciar con un gran potencial en el marco de la promoción turística y los usos culturales. Con dos plantas y patio trasero, el inmueble perteneció a la familia Febles Oliva conservando el nombre de su último propietario, contando con una localización privilegiada junto a la iglesia y plaza de El Salvador. Su restauración y la remodelación del entorno han contribuido integrarla en una de las estampas más representativas de La Matanza.

Fuente del Pino.

En las entrañas del Barranco Cabrera, que delimita físicamente a los municipios de La Matanza de Acentejo y El Sauzal, emerge este bello rincón matancero, testigo del devenir histórico y de los usos y costumbres del municipio. La Fuente del Pino, que toma su nombre de los árboles que franqueaban su entrada como regios custodios del preciado líquido que manaba de su manantial, ha contemplado en silencio durante generaciones el ir y venir de aquellos vecinos que frecuentaban la zona para abastecerse de agua para consumo, saciar la sed de sus animales o aprovechar su condición de ocasional lavadero. A escasos metros de distancia se encuentra también el viejo sendero por el que era posible cruzar entre municipios, las cuevas que sirvieron de almacén y establos a los vecinos de la zona, así como las huertas y bancales que delatan el aprovechamiento del suelo para uso agrícola.  A fin de facilitar su almacenamiento y recogida, en torno al naciente se habilitó un estanque de poco más de un metro de profundidad, creando junto al caboco del barranco y la vegetación que lo rodea, una de las más bellas estampas del municipio. Es fácil imaginar como este rincón se convirtió en punto de encuentro cotidiano, en mentidero en el que ponerse al día de las cosas que acontecían en la comunidad; aquí se debió hablar de cosechas, de la salud del ganado, de la necesidad de emigrar a otros lugares, de nacimientos y bodas… y como atestiguan algunas de las cruces que todavía son visibles, el lugar también fue el escenario de accidentados lances que se cobraron la vida de varias personas. La recuperación y puesta en valor definitiva de este lugar por parte del Ayuntamiento de La Matanza de Acentejo se remonta a comienzos de este siglo, materializándose en acciones muy diversas que han pasado por su rehabilitación paisajística y medioambiental, a su inclusión en rutas temáticas y espectáculos culturales, gestionando ante las administraciones competentes su posible catalogación como Bien de Interés Cultural con la categoría de Sitio Histórico. Su ubicación está entre los 530 y los 550 m.s.n.m

Ermita de San Diego.

Su ubicación en plena Carretera General la convierten en uno de los elementos arquitectónicos más representativos del municipio, encontrando la primera referencia a la misma en el año 1666 en el testamento de María Vergara de Grimón, viuda del corregidor de la Isla, Diego de Alvarado Bracamonte. Sin embargo, será en los años 40 del siglo XX cuando, con nueva planta levantada en el lugar que ocupara la primitiva ermita, adquiera el aspecto y dimensiones actuales, que se presupone muy similar al original, ganando eso sí el espacio de una pequeña plaza. Para el nuevo templo se reutilizaron los artesonados y arco del antiguo. Su bendición se produjo el 5 de agosto de 1950, dejando de ser de titularidad privada en octubre del año 2011 al ser donada al Obispado por su propietario. La advocación a San Diego de Alcalá es tan antigua como la propia capilla y la imagen que en ella se venera procede de un taller canario del siglo XVII, que representó al santo abrazado a la cruz siguiendo modelos peninsulares.

Ermita de Nuestra Señora de la Luz de Guía.

La ermita de Nuestra Señora de Guía debió de ser fundada en la primera mitad del siglo XVII, apareciendo la primera referencia escrita a la misma en un protocolo notarial fechado en el año 1661. La documentación disponible señala al licenciado Juan Tejera Suárez, beneficiario de la iglesia de la Concepción de La Orotava y vicario del partido de Taoro, como fundador de la misma. No obstante, su existencia es rastreable ya en expedientes como el relativo a la disputa por la jurisdicción de la ermita entre las parroquias de Nuestra Señora de La Victoria y San Salvador en La Matanza, dispuesta en 1616 por el Obispo de Canarias, Antonio Corrionero. Estamos ante un templo de una sola nave, con una portada principal con arco de medio punto en cantería, sostenido sobre pilastras rematadas en capiteles. Su cubierta de madera mudéjar presenta en su centro un testero plano en el que aparece representado un personaje que no es posible identificar. La ermita, histórica y arquitectónicamente hablando está ligada a la vivienda y a la finca anexa. El Ayuntamiento de La Matanza de Acentejo ha promovido de forma reiterada su rehabilitación y declaración como B.I.C.

Ermita del Hermano Pedro.

El Ayuntamiento de La Matanza de Acentejo ofreció con esta ermita un ejemplo muy palpable de cómo es posible conciliar equipamientos y recursos para los vecinos, con una estética perfectamente integrada en el entorno. Desde 2002 los vecinos de La Vica cuentan con este espacio vecinal polivalente, que dispone de una zona habilitada como capilla y cedida a la Diócesis para la celebración de los oficios religiosos y de festejos en honor al santo Hermano Pedro. Integrada en el entorno y con la piedra vista y la teja como protagonistas, este espacio invita a disfrutar de la apacible conversación y el juego de los más pequeños, con los paisajes matanceros y norteños como telón de fondo.

El Pajar.

Camino Los Canarios. 900msnm aproximadamente. Latitud: 28°25’48» N Longitud: 16°26’24» O Este pajar constituye un excelente ejemplo de un tipo de arquitectura popular canaria en el que confluyen los usos prioritariamente agrícolas con los habitacionales. La aparente fragilidad de algunos de sus materiales contrasta con la resistencia que se logra al combinarlos y utilizarlos con pericia. De esta manera, servían tanto para el almacenamiento de útiles y aperos de labranzas como para erigirse en techo temporal o permanente de las familias que lo necesitaban. Como fruto de la iniciativa vecinal y municipal, en 2008 el Ayuntamiento impulsó la restauración del presente pajar, ejecutándose los trabajos con materiales y técnicas tradicionales. De las decenas que existieron en el pueblo, éste es el único que se conserva, lo que unido a su especial ubicación, le confieren un valor especial.

Camino de Los Canarios.

De acuerdo con las crónicas de la Conquista de Tenerife y la tradición oral, las tropas castellanas se vieron auxiliadas en la Batalla de Acentejo por grupos de guanches de los bandos de paz del Sur de Tenerife, y por efectivos aborígenes procedentes de Gran Canaria, cuyos naturales respondía al gentilicio “canarios”. Según dicha tradición, por este camino de las medianías matanceras bajaron hasta el barranco para unirse a la contienda, quedando la impronta de aquel episodio en su nombre. En el paisaje circundante destaca uno de los mantos de castaños más ricos y bellos del Norte de Tenerife, convirtiéndose en una privilegiada atalaya desde la que contemplar la dorsal de Pedro Gil, el majestuoso Teide o el cautivador paisaje de Los Nateros, con sus bancales de papas, vid y otros cultivos, y los conos volcánicos “Montañas de San Antonio” completando la vista. El camino arranca a una cota de 590 msnm en el cruce con la C/San Cristóbal, alcanzando en punto más elevado el cruce de la pista de La Vica los 1003msnm, con una extensión de 2,6Km.

Pino La Morra.

Cuenta una tradición local que el redondeado porte que presenta este espectacular pino se lo debe a una cabra, que atada por su dueño al tronco tuvo que alimentarse de su punta o yema apical, ubicación solitaria permite que su efigie se distinga y diferencie de la vegetación circundante, convirtiéndose con el paso de los años y su veintena de metros en una de las más bellas y buscadas estampas del municipio. Bajo su sombra se contemplan paisajes increíbles, de cultivo y castaño en las cercanías, y de Teide y océano en la lejanía, dando colorido al paso de los senderistas, e invitando al descanso y el esparcimiento.

Mirador de La Vica.

Acondicionado por el Ayuntamiento de La Matanza 2001, este lugar reúne condiciones excepcionales que lo convierten en un atractivo referente para montañeros, senderistas, fotógrafos, y en general para quienes encuentra inspiración o descanso en la naturaleza. Su ubicación es estratégica, a escasos metros del célebre P.R. La Vica y dentro del entramado de rutas y senderos que discurren por las cumbres del Norte de Tenerife, contando con un equipamiento de potenciales usos como albergue de montaña. Forma parte del Paisaje Protegido de Las Lagunetas y las vistas que desde aquí se divisan son imposibles de olvidar, con el Valle de La Orotava y El Teide, y en lejanía el faro de Los Silos y los contornos de la isla de La Palma. 910msnm

Los Nateros.

Pocos rincones de La Matanza resultan tan cautivadores y evocadores como Los Nateros, cuyos itinerarios paisajísticos constituyen un visible ejemplo de la manera en la que el hombre ha sabido convivir de manera armoniosa con el medio. De manera respetuosa ha perfilado sus contornos con bancales de cultivo, abriendo sinuosos senderos que han ayudado a dibujar un paisaje rico en matices, con estampas donde las Montañas de San Antonio y el lejano mar, se funden en un mismo lienzo con viñedos, castaños y pinar. Durante generaciones Los Nateros ha sido una de las reservas agrícolas más destacadas del municipio, siendo hoy en día el medio de vida de numerosas familias matanceras, familias que tienen en el trabajo de la tierra su principal sustento. Ese uso agrícola ha garantizado la conservación del entorno, realzada en los últimos años por un conjunto de mejoras impulsadas por el Ayuntamiento que han tenido en cuenta la identidad y rasgos del lugar. Además del trazado de dos circuitos con tierra de blandura para caminar o practicar deporte al aire libre, se han recuperado senderos como el de la Montaña La Bandera, habilitado una pequeña plaza y una zona recreativa infantil. El mimo y a la atención a los detalles ha llevado a iluminar la zona de forma razante, fortaleciendo los muros perimetrales de los bancales de cultivo y vías anexas con piedra vista, armonizando así con el entorno. El topónimo “natero” proviene del portugués “Nateiro”, que es un sistema de recolección de agua mediante muros de piedra, que propicia la acumulación por precipitación de materias orgánicas que bajan con las aguas, formando una nata de limo que incrementa la fertilidad de las tierras. Se encuentra a 635 msnm

Parque Natural El Montillo.

Su conservación en pleno corazón del municipio convierte a este espacio de cerca de 60.000 m2, en una reserva natural y paisajística de incalculable valor y posibilidades en el marco de la concienciación y el ocio sostenible en la naturaleza. Circundando al valioso bosque de Fayal-Brezal encontramos numerosas parcelas, cuyo cultivo durante generaciones ha contribuido a mantener y preservar el paisaje. De su flora y fauna típica destaca como elemento distintivo la Pimelia radula radula, una subespecie de escarabajo protegida que tiene en este lugar, uno de sus últimos hábitats. La potencialidad que ofrece El Montillo llevó al Ayuntamiento de La Matanza de Acentejo a garantizar su protección y promover la creación de un parque natural, habilitando senderos y espacios diversos que han sido proyectados de manera que se amolden a las singularidad y accidentes naturales del entorno. Junto a un área dedicada a la interpretación de los valores medioambientales y al componente histórico y etnográfico de El Montillo, el proyecto incluye diversas áreas para el juego, el ocio y el descanso. Así mismo, toda la zona ha sido sometida a una exhaustiva y escalonada regeneración vegetal, priorizando y dando protagonismo a las especies endémicas. Está localizado a unas decenas de metros del Complejo Deportivo Municipal y de la Casa de los Mayores, ofrece al visitante miles de metros para el ocio y el esparcimiento familiar, un lugar par ala práctica deportiva al aire libre con parques infantiles y zonas de módulos biosaludables para adultos, lago navegable, cafetería, anfiteatro abierto, cancha para deportes de arena, área de calestenia, rocódromo y senderos. Cuenta además con una escultura y plaza Homenaje a la Igualdad única en Tenerife, y una escultura de homenaje a los/as agricultores/as campesinad.

Mercadillo del Agricultor.

Inaugurado el 2 de octubre de 1999, el Mercadillo del Agricultor, la Artesanía y el Vino de La Matanza de Acentejo es la expresión más visible de la identidad agrícola del municipio, de una historia ligada al trabajo de la tierra entendido como una convivencia del hombre con un medio que modela de forma respetuosa y sostenida, en el que encuentra alimento y cobijo. Estas instalaciones, de 4.500 m2, nacen con el objetivo de potenciar el sector, de darle una visibilidad más notable y facilitar su proyección como medio de vida para las familias del municipio. Medio centenar de puestos integran su planta principal, contando con un área de almacenaje con cámaras frigoríficas en el nivel inferior y con una segunda planta donde además de la Oficina del Agricultor y el Laboratorio Enológico, se localiza el salón de actos y centro de formación. El edificio ha duplicado su superficie con la incorporación integrada de un nuevo inmueble, destinado a usos diversos como mercado de abastos, vivero de empresas y actividades de ocio. El Mercadillo, desde su misma concepción, se ha revelado como un espacio dinámico y polivalente, un escaparate de la agricultura y la identidad local del municipio, convirtiéndose en el escenario de ferias y eventos vinculados con la actividad vitivinícola, el cultivo del castaño, la gastronomía local o la artesanía.

Rutas por el municipio. 

El municipio cuenta con diferentes itinerarios urbanos que permiten recorrer el municipio y tomar contacto con su paisaje, rincones y cultura vitivinícola y gastronómica. A través de la Vía de Servicios de la TF-5 se ha creado un Paseo Peatonal que incorpora algunas zonas para el descanso y como miradores de costa, además de estar equipado con módulos biosaludables. En Los Nateros se han creado dos circuitos biosaludables y el sendero de La Bandera, que permite ascender a la montaña del mismo nombre. Desde este enclave agrícola es posible iniciar también rutas a pie por diferentes itinerarios habilitados al efecto, destacando la que conduce hasta el barrio de El Pirul por el paseo de San Cristóbal.

Punta del Sol.

Los acantilados, el malpaís y el cercano mar, convierten a Punta del Sol en uno de los paisajes más espectaculares del municipio, integrado en el Paisaje Natural Protegido Costa Acentejo. Apenas resulta perceptible la notable explotación agrícola a la que estuvo sometida esta zona en el pasado, cuando también era parada habitual de cazadores y pescadores. A escasos metros se encuentra el llamado Paso de San Pedro, cuyas cuevas y recovecos han servido durante generaciones de techo y cobijo para bañistas y pescadores. Desde allí y por un sendero muy irregular en el que hay que sortear grandes rocas se alcanza El Bao, con apacibles charcos que invitan al baño. Si se continúa el itinerario de alcanza la zona de La Negra, zona de pesca y embarque.

Sendero de El Jagre.

Situado en la ladera del Paisaje Protegido Costa de Acentejo cuenta con una longitud de 780 m., y una altitud que discurre desde los 280 msnm  hasta los 0 msnm. Este sendero servía de unión entre la costa y los núcleos poblacionales, facilitando el tránsito a pescadores, agricultores, gangocheras e incluso, a emigrantes y contrabandistas, que encontraban en el refugio natural que ofrecía La Negra la discreción que necesitaban. Además de a La Negra, desde aquí también se puede acceder a Las Ventanas, La Punta del Sol, El Bao y al núcleo de El Caletón. En 1987 fue declarado espacio natural de interés nacional y en 1994 pasó a ser Espacio Natural Protegido. Su recorrido nos permite contemplar la vegetación típica de estos entornos, con espectaculares ejemplares de cardón únicos en la Isla.

Senderos del municipio homologados SL-TF 26 Los Nateros-La Vica-Los Nateros y SL-TF-27 Los Nateros-Pino La Morra- Los Nateros.